Las presas de Gran Canaria están prácticamente vacías. Sin agua. El aspecto que presentan es desolador. Los lugareños aseguran que hace años que no estaban así. Y si viene otro invierno como el pasado, todo indica que alguna quedará del todo seca. Las existencias de agua no darán entonces para mucho.
El paisaje que ofrecen las principales presas de la Isla es de sequía y escasez, de contados recursos hidráulicos de cara al próximo invierno. Y, los números, que no engañan, confirman que la situación es extrema. En el último año apenas ha llovido y las presas se han ido vaciando poco a poco. Tanto es así que si comparamos el volumen de agua actual de las presas grancanarias con el existente por estas mismas fechas en 2007 nos encontramos con que en ese tiempo se han perdido 1.048.688 metros cúbicos de agua. Y en porcentajes, mientras las presas del Cabildo de Gran Canaria están de forma global al 66% de su capacidad, las otras grandes presas, de diferentes titularidades, están tan sólo al 21%.
Los números son fríos y hasta aburridos, pero al llegar hasta el centro de la Isla y comprobar el estado de las presas se pone cara a la alarma numérica. Desde el Cabildo de Gran Canaria, el consejero de Aguas, Demetrio Suárez, apunta que con las reservas actuales de agua «tenemos que hablar de catorce a quince meses sin problemas brutales». Eso sí, desde el Gobierno insular dicen ser previsores y contar con «un plan de choque». Entre otras cosas, según Suárez, se pretende que «el agua que esté almacenada permanezca así el mayor tiempo posible». Para ello, se está «intentado adquirir propiedades hidráulicas» tanto para el consumo particular como para la agricultura. Sin embargo, reconoce el consejero que como no llueve este invierno, «podemos tener problemas».
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